Desde mi ventana miro la construcción progresiva de un edificio nuevo de apartamentos; enlisto una serie de recuerdos conectados por la electricidad; incluso, me detengo a hacer preguntas sobre la caída del sol, acerca de la cercanía y la temperatura. Después, tarde, reconozco las luces rojas, las señales de alerta; reparo en varias escenas en las que el funcionamiento de las cosas, de la casa —con nosotros adentro—, fue crítico. Y, con la visión doble, multiplicada, me siento en el puerto de Buceo, en Montevideo, a contemplar la espera de los pescadores.
Brillo es la suma de diez textos cortos y una fractura, la historia de un amor que se apaga; es la luz continua del corredor de un apartamento vacío.

Autopublicación impresa en Bogotá, 2021
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