Con imágenes homoeróticas cubrí la portada de varios cuadernos escolares en los que aparecían fotografías de mujeres en bikini. Después, reinserté los cuadernos intervenidos en puntos comerciales de Bucaramanga y Bogotá; por accidente, los trabajadores de los almacenes le asignaron un serial —escrito sobre cinta adhesiva— que permitió la compra, los incluyeron en el inventario.