Encerrados en la antigua cárcel de hombres Miguelete (Montevideo, UYU), los presos buscan alternativas para ampliar el área perimetral de las celdas, para ocupar sus habitaciones. A través de gestos a larga distancia elaboran un sistema de comunicación no verbal y piensan constantemente alrededor de una arquitectura afectiva.

En el subsuelo del Espacio de Arte Contemporáneo hay diferentes aproximaciones a la comunicación, ejercicios al margen de lo posible.