El hijo, antes de salir de la habitación, escribe clavando sus flechas en la pared: Detrás/ en la piel endurecida/ recoges mis plumas/ me escondes herido. Si me quedo de pie/ adivino tu mirada.



Intervención in situ en las dos paredes que forman la esquina de la sala de exhibición. Veinticuatro flechas de acero perforan la pared para formar los seis versos de un poema. La posición de las flechas replica el movimiento de las manecillas del reloj.