Mientras envuelve con mantas isotérmicas los objetos que están en el espacio, un hombre —quien no soy yo— hace diferentes confesiones sobre el contacto y la temperatura. Lo que él dice —sus palabras— es la hibridación de mis textos con fragmentos de siete libros en los que desaparece, como si fuera un fantasma, el personaje que acompañaba al narrador, a quien fueron escritas todas las declaraciones de amor.